HISTORIA

Contaba Pepe Larrey que ya citaban Estrabón y Clusio la ciudad de Ursaria (conocido así por el gran número de osos que campaban las tierras del hoy en día Usagre), hablamos del siglo VI antes de Cristo, en la que moraban los túrdulos célticos. 

La tradición oral nos dice que los habitantes de Ursaria eran conocidos como “úrsaros”. Gentes avanzadas para su época, pueblo íbero con alfabeto propio y lengua de origen tarteso, que se dedicaba a la agricultura, la ganadería, la minería y el comercio.


Son los úrsaros los primeros que practicaron lo que hoy en día podríamos llamar juego de la pelota.


Antes que ellos, las fieras tribus que habitan en lugar, y que conquistaron los terrenos de los que hoy en día son Los Santos, Bienvenida e Hinojosa, tenían por costumbre, tras las batallas, cortarle las cabezas a sus rivales y acercarlas a patadas, a los que ellos llamaban “el fuego de la victoria” que se celebraba en las cercanías de lo que hoy día es la presa honda (consideraban que tocar con las manos, o cargar a las espaldas las cabezas de sus enemigos haría enfurecer a sus dioses).


Con el tiempo asociaron ese acto con un momento de alegría, con lo que lo extendieron a otro tipo de cabezas, como las de los animales, considerando ganador al que antes lo acercaba a un punto determinado.


Los úrsaros, como pueblo túrdulo avanzado a su época, practicaron ese divertimento, pero lo modernizaron y pusieron unas normas. Consideraban una brutalidad el uso de cabezas, así que, con las pieles de peor calidad de los osos muertos las enrollaban, las ataban, y hacían una bola (llamémosle balón).


La bola tenía gran perecido a la luna llena (a la que ellos adoraban como diosa), que ellos tenían por costumbre ver reflejada en la fuente de la Luna, manantial con piedras (a la que los árabes pusieron ladrillos y hoy se conoce como la Luná). Por eso lo denominaron el juego de la luna, y ese es el motivo que se jugaba en las cercanías de ese manantial, bañándose en dentro de él, únicamente, los ganadores del juego (gran privilegio, pues consideran que serían agraciados con favores de su diosa).


La principal competición acababa con el gran partido final, coincidiendo con la luna llena de febrero (en las proximidades de los que hoy es San Blas, día seguimos haciendo celebraciones en ese lugar, celebrando la chaquetía).


Entre las normas que pusieron estaba formar dos equipos con cinco integrantes cada uno, y tener que pasar la bola entre dos árboles, hasta que uno de los dos, llegaran a meter, tantas veces la bola “como los dedos de una mano”. También fijaron algunas normas a seguir, como no golpear al contrario, no salir la bola de unos lugares establecidos, por supuesto, no tocarlo con las manos...


Como símbolo de unidad entre todos e igualdad entre los mismos (participaba cualquier persona, amo o esclavo, hombre o mujer…), antes de cada partido, todos los jugadores hacían el baile de la unidad (imaginemos las danzas de los all black, jugadores de rugby de Nueva Zelanda, pero todos juntos). Que concluía con el grito final “Úrsaros… ur… ur…; Úrsaros… ur… ur…”.


Fue tal el desarrollo, arraigo y relevancia de este juego entre los úrsaros que los pueblos que invadieron la localidad expulsando a los túrdulos, se afanaron en hacer olvidar ese símbolo de unidad e igualdad entre sus habitantes. Los romanos prohibieron el juego, y aunque los visigodos no fueron contrarios al mismo, los árabes hasta se atrevieron a modificar el sagrado sitio de la Luna. Con la reconquista, tampoco en el famoso fuero de Usagre se hizo mención alguna al juego (no interesaba que la igualdad entre todos se proclamase a los cuatro vientos).


Cuenta la tradición oral que uno de los judíos expulsados del lugar, llevó ese juego a la pérfida Albión, a Inglaterra, en la que se hizo muy popular, creyendo incluso que fueron ellos los creadores del mismo (falsos e insensatos) puliendo sus normas y denominándolo futbol.


De esa larga tradición se creó en los años setenta el Usagre, de esa tradición hace unos 15 años volvió el club a jugar, y de esa tradición, el año pasado volvió a resurgir, cual ave fénix de sus cenizas, el Club Deportivo Usagre. 


Y de ahí, como creadores de juego, como seguidores de las costumbre de nuestros ancestros, continuaremos este año animando al C.D. Usagre, al Ursaria de aquellos tiempos, y gritando seguidores y jugadores ese antiguo canto de...                       
Úrsaros… ur… ur…; Úrsaros… ur… ur…”.














No hay comentarios:

Publicar un comentario